Cada vez más personas acuden a clínicas de estética oncológica después de haber superado esta grave enfermedad. Los tratamientos para tratar el cáncer acostumbran a ser bastante agresivos, y la experiencia resulta estresante y dramática, lo que también repercute negativamente en el aspecto de los pacientes. Por eso, una vez se encuentran sanos, piensan en olvidar rápidamente la enfermedad y en recuperar aquello que eran. Una forma de volver a tener confianza en uno mismo y a recuperar la autoestima perdida es a través de la oncoestética.
¿Qué secuelas deja el cáncer?
Los tratamientos contra el cáncer son bastante intrusivos para la salud. Una señal clara son los efectos secundarios que acostumbran a provocar. Por ejemplo, la quimioterapia tiene como un claro efecto secundario la alopecia. De hecho, el impacto emocional es tan grande que se recomienda a los pacientes que se corten el pelo antes de empezar con este tratamiento.
No solo afecta al pelo de la cabeza, sino que también puede producir la caída de cejas y de pestañas.
El otro gran afectado por los tratamientos contra el cáncer es la piel. Es la parte en la que más se muestran los resultados de la quimioterapia, de ahí que después de superarla se recurra a una clínica estética. Para empezar, la radiación termina por resecar la piel y causa otros males. A partir de aquí dependerá del paciente, del tipo de piel que tenga y de la gravedad de la enfermedad y del tratamiento. En algunos casos el tratamiento puede dejar la piel escamosa y muy seca. También puede pasar que empiecen a aparecer manchas por el cuerpo, y que la piel sea muy sensible al viento y al sol, irritándose muy rápidamente.
Algunos tratamientos contra el cáncer pueden también hacer estragos en las uñas. Estas cambian de color, se vuelven mucho más frágiles y, en algunos casos, llegan a desprenderse de los dedos.
¿Cómo se eliminan las huellas del cáncer?
Confiar en la medicina estética es una manera de borrar todos los recuerdos corporales que ha dejado el cáncer en una persona. Por ejemplo, un tratamiento de radioterapia dejará puntos por aquellos lugares en los que haya sido necesario un corte. El láser es una herramienta efectiva para eliminarlos definitivamente del cuerpo.
El ejemplo más clásico es el de la caída del pelo con la quimioterapia. Se puede acelerar el proceso de crecimiento gracias al uso del plasma, y lo mismo sucedería con las cejas y con las pestañas.
La piel y la uñas como ya vimos, es una de las partes que más suelen sufrir en esta clase de procesos. También la radioterapia causa estragos en ellas. El plasma, nuevamente, y un tratamiento en manos de profesionales es la mejor manera de que recupere su color de siempre y su salud natural ayudando a la regeneración de las células y conseguir volver de forma más acelerada a su estética inicial. Esto devolverá al paciente su autoestima le ayudará a mejorar su estado emocional.